Arte vivo
Santiago Morales Vargas*
——–El sonido del timbre es acompañado por los agudos ladridos de un perro al otro lado de la puerta. Cuando esta se abre, la cámara enfoca a Gabriel ‘Ostara’ Delgado. El artista lleva la tiara que utilizó para asistir a su exposición en el Museo de Guggenheim el año pasado, un jersey blanco con flores bordadas, pantalones ajustados y zapatillas urbanas. El collar del crestado chino que lleva en brazos tintinea con los temblores del minúsculo animal. El adolescente saluda a María José con un beso en la mejilla e invita a entrar al equipo de grabación.
——–—¿Cómo están mis amores? Pasen, bienvenidos a mi humilde morada.
——–El equipo de grabación entra a la casa. Las numerosas esculturas y cuadros hacen que la sala de estar se vea como una galería de arte. Artista y entrevistadora hablan un rato mientras se sientan en un enorme sillón blanco al extremo de la habitación; el espaldar de este está cubierto por una piel de perro que se extiende sobre él como una manta.
——–—Bueno Gabriel, antes que nada queremos agradecerte por la entrevista, sabemos que las cosas no han sido fáciles después de todo el revuelo que armó tu nueva película.
——–—No te preocupes, Majo; yo feliz de que todavía haya medios con buen gusto.
——–—Dale, nosotros gustosos —dice entre risas—, pero dime, ¿cómo has hecho para manejar todos esos comentarios en las redes sociales?
——–—Pues, corazón, no es ningún secreto que me han empezado a coger más envidia desde que mi trabajo empezó a cobrar relevancia en el mundo artístico. Pero cuando llevas tanto tiempo como yo en las redes sociales, el manejo de los haters simplemente se te hace algo del día a día.
——–—Claro, eso pensé. Es que tú empezaste tu vida pública muy joven.
——–—Prácticamente desde los nueve años, corazón. Pero mírame, estoy triunfando, preciosa. Tengo más de veinticinco millones de seguidores en Instagram, Facebook y Twitter y mi canal de YouTube ya casi va a llegar a los diez millones. Además he hecho exposiciones en más de veinte países alrededor del mundo. O sea, corazón, no ha sido fácil, pero I´m living the dream —Los cuernos dorados de siervo de su tiara brillan con la luz que entra por la ventana—. Lo único que me molesta es que no todos puedan apreciar mi trabajo.
——–—¿Te refieres a los impedimentos que has tenido para presentar tu trabajo en América Latina o a las críticas que han hecho sobre él los expertos?
——–—Ambas, corazón. Es difícil hacer que tu arte prospere cuando está tan adelantado a su época. La gente simplemente no entiende. Y enseñarles es tan difícil como explicarle un arcoíris a un ciego.
——–—Bueno, es cierto que tus trabajos han sido verdaderamente transgresores. Creo que tenemos unas cuantas grabaciones de tu exposición en Bilbao.
——–En la pantalla aparecen las grabaciones de la exposición Mártires del año pasado. Una fila de ratas vivas crucificadas en palos de paleta, algunas con cortes en el vientre que hacen que se les desparramen los intestinos, un perro inconsciente amarrado al techo por las patas traseras, conejos de ojos rojos sujetos a mesas de laboratorio adornados con maquillaje de colores, un mono capuchino fumando cigarrillos en una caja de cristal, una jaula de alambre llena de insectos que se devoran entre sí y, por último, un becerro cayendo al suelo después de que le sea propinada una violenta descarga eléctrica.
——–—Tengo una duda, Gabriel. Hoy en día eres reconocido por ser de los pocos artistas que se atreven a utilizar animales en sus obras y el único que los expone vivos. Claramente esto ha llamado la atención de todo el mundo, en especial la de los defensores de animales que han acusado tu trabajo de ser cruel e inhumano. Pero ya has expresado antes por tus redes sociales que no tienes la intención de dejar de hacerlo. Dime, ¿qué es lo que te impulsa a utilizar animales vivos en tus obras?
——–—Bueno, Majo, antes de contestarte te voy a preguntar algo ¿cuántos artistas plásticos internacionales —enfatiza— conoces que sean colombianos? Solo actuales, no me vayas a mencionar a Botero que él pasó de moda ya hace varios años. —La entrevistadora se queda callada unos segundos y en el momento en que abre la boca, Gabriel vuelve a hablar. —¡Exacto! ¿Ves lo que te quiero decir? Hoy en día no hay nadie que tenga la misma relevancia que yo, y por la única razón de que sus obras son idénticas a las de antes: ¡Están muertas! —El perro da un ladrido con la última palabra y Gabriel, molesto, lo quita de su regazo y lo aparta bruscamente con su pie—. Sin importar cuánto talles una piedra o pintes un lienzo, tú nunca vas a hacer que ese objeto que cuelgas en una pared con orgullo y por el que te haces llamar artista cobre vida. Nació muerto, lo pintarrajeaste, y seguirá muerto después de que lo hagas. Es lo que los demás llevan haciendo desde hace cientos de años y puede que estuviera bien en su momento, pero ya es tiempo de cambiar. Hoy en día la única gente que le toma fotos a esas cosas (porque no son arte, son cosas) lo hacen para presumir que están de viaje en algún museo de Roma o París. Ya esos cadáveres no le importan a nadie. La Capilla Sixtina de Da Vinci se volvió un destino turístico, el Ecce Homo de Miguel Ángel se lo tiraron y si hablamos de los artistas colombianos, no me hagas mencionar todas las veces que le han robado los bigotes al Gato de Botero en Medellín.
——–—Entonces ¿estás diciendo que las obras tradicionales ya no interesan al público tanto como antes?
——–—No es que ya no les interesen tanto, corazón, ¡es que ya no le importan a nadie! En esta era digital, que tanto le gusta criticar a los escritores que se quieren hacer los intelectuales, lo único que importa es que estés en la lista de recomendados de todo el mundo por lo que haces, no porque tu trabajo salga en los monumentos de Google Maps. Eso es lo que hago, preciosa, yo soy el único artista de verdad justo ahora. Y no importa lo que digan los de PETA o Greenpeace o cualquiera de esos manes, yo soy la nueva revolución artística, corazón. Además, estoy seguro de que he hecho más por las causas en contra del maltrato animal con mis obras, que ellos con sus campañas, o sea, hasta soy vegano, mi amor.
——–—Entonces, en ese caso, ¿cuál es el futuro del arte según lo que nos dices?
——–—Pues Majo, lo que te digo. El arte vivo es el único arte de verdad ahora. O sea, justo ahora, con todos mis trabajos lo que estoy haciendo es influenciar a todas las nuevas generaciones de artistas que me van a intentar suceder. Solo mira mi nueva película…
——–—Ah cierto, A Queer´s place ¿verdad? —Lo interrumpe María José—. Aquí tenemos el tráiler que subiste a YouTube.
——–La pantalla muestra el logo de Ostara productions. Empieza a sonar No Love de los Death Grips. Se muestra una escena. Un hombre negro se encuentra encadenado en un cuarto oscuro, está en ropa interior y respira agitado. Se abre una puerta de la que surge una luz blanca, se distingue una sombra de figura humana. Empieza una sucesión de cortos: un hombre con una máscara de simio y una tabla de madera vieja en la mano, el hombre negro siendo golpeado, llorando, corriendo por un campo, un primer plano a un palo de golf manchado de sangre, el hombre de la máscara haciendo saltar chispas de una batería de automóvil, una cruz en llamas, un rifle con un rosario enredado en la culata y un plano del hombre negro cayendo en el campo por el que corría. El video termina con un vistazo de este siendo golpeado con una tabla.
——–—A pesar de que es tu primer trabajo como director y guionista, sin duda vas a sorprender al público con esta nueva película, Gabriel.
——–—Sé que así será, Majo. Intenté capturar lo mejor posible la situación de la población homosexual y afroamericana en América, en gran parte basándome en mis propios sentimientos cuando salí del closet el año pasado. Si miran detalladamente, podrán ver elementos que decidí tomar de mis directores favoritos: Tarantino, Gibson, Spasojević. Incluso me atrevería a decir que tengo un poco de Scorsese. Trabajé en ella por unos ocho meses, más o menos.
——–—Muchos dirían que es un tiempo muy reducido para producir una película ¿consideras que lo fue?
——–—Si se lo preguntaras a cualquier otro, estoy seguro que te diría que fue un reto. Pero yo tuve la suerte de descubrir que también tengo talento para el cine.
——–—Una pregunta, ese hombre que aparece en el tráiler me parece familiar ¿no es ese tu novio, Víctor Moncada? No sabía que actuara, pero me sorprende lo bien que lo hace. El dolor y el miedo que muestra son casi tan reales como los que uno ve en tus otros trabajos.
——–—Exnovio, corazón, Exnovio. Tristemente nos separamos luego de la grabación de A Queer´s place en España. Simplemente un día se fue sin decir adiós y no lo volví a ver. Ni siquiera creo que vaya a venir a Bogotá para el estreno. Lástima, hizo un buen papel.
——–—Oh, de verdad lo siento Gabriel… ¿En qué parte de España se hizo la grabación?
——–Pasan unos segundo en silencio, Gabriel mira al vacío.
——–—En… Marruecos, corazón… Marruecos.
*(Bogotá, Colombia)
Loco de bajo perfil.
Amante del teatro, los buenos licores, los trajes a medida,
los objetos cortopunzantes y la pólvora en todas sus formas.
Tiene tantas historias que no puede evitar que se contradigan,
pero lo más posible es que al menos la mitad las haya
escrito y actuado tan bien que se las haya terminado creyendo.