Calidez para los días de la vida
María Pla

 

 

——–Mi cama es un asteroide, una cueva, un balcón, un útero, una máquina del tiempo.
Siempre está llena de flores; es un pedazo de jardín.

——–Cuando no estoy, Julio me espera sobre las azaleas. Espera en el silencio que todo lo abarca.

——–Julio es un dinosaurio verde que llegó volando sobre una alfombra de papel. Su viaje duró más días de lo esperado, pero ya no importa: ahora ya no nos hacen falta días.

——–Julio y yo habitamos este lugar pequeño y basto. Somos parte de la vida.

——–La otra vida está en las flores: ellas siempre están dispuestas a dejarnos entrar en su maraña. Me sumerjo, nos sumergimos. Hay oscuridad entre cada ramita y se ilumina por los rayos de luz que entran según los espacios entre los pétalos que crea nuestro movimiento.

——–Las flores se riegan con agua de luna que es glauca, así como Julio. Por eso la oscuridad tiene aroma celeste y tibieza de ser vivo.

——–Esta cueva, este balcón, este útero, me abrazan las emociones. No sé si son sus hojas, sus colores naranjas y rojos, o lo-tan-juntitas que están las flores que se pueden amoldar a las señales de mi cuerpo: mis latidos rápidos, o las gotas de agua y sal, o mi ansia por ocultarme del frío.

——–Julio, las flores y yo hablamos todo el tiempo. El tacto es nuestra manera de decirnos dónde estamos. Por el tacto ellos me contienen, me traen a esta esfera achatada en los polos, me protegen en los viajes largos, antes de caer en picada desde el cielo.

——–Somos el abrazo constante y el aire sereno que respiro en la inconsciencia, sobre el que sueño que no soy para volver a abrir los ojos y bajar al mundo con regalos de otros planetas.

——–Pertenezco a esa espesura donde me tumbo a imaginar el cielo que está detrás de la madera; donde mi cabeza apunta hacia el norte y ningún espejo devuelve el reflejo. Pertenezco a mi lugar favorito para pensar, al matorral abigarrado donde mis manos se nutren de botones y de pétalos sueltos.

——–Mi corazón está hecho del racimo de estrellas que rodean la vida que surcamos sobre este pedazo de jardín, en esta máquina del tiempo que nos lleva de sol a sol. Calidez roja que robamos a la celeridad y nos aquieta los temblores del alma.

 

 

Diseñador gráfico: William David Rincón
Corrector de estilo: Mateo David Mora

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