Hijos lunares
Pamela Jiménez Moreno*

 

——–Descubrimos lo que era el atrampe¹ en diciembre de 2021 en la tierra luna,
cuando llegamos no supimos qué era este magnetismo,
más que ello
fue un engullir de cuerpos,
un mascar de la carne y el pensamiento,
un homicidio del espíritu
y un engrupimiento² celular.

——–El tiempo en que estuvimos varados
nos desprendimos
de la ciudad, del ruido, de quiénes éramos
y transmutamos
en el remolino de las piedras,
en el viento que alcanza a los huesos,
en la caña de las cabañas.

——–El atrampe afecta a quién pasa por allí,
cual tela de araña,
y se lo traga entero;
ellos son Ayampe:
un lugar que anda al revés,
en el que la playa toma el lugar del cielo y viceversa,
en el que no llueve agua
sino gotas de arenas y conchas tornasoladas,
en el que caminar sobre nubes hace que duelan los talones
y en el que la isla ahorcada te converse por qué está ahorcada.

——–Se pueden percibir destellos del atrampe desde que aparecen los bianimales³,
ellos poseen el cuerpo de ave, la cabeza de pez y pecho azul;
su dieta es tragar piedras lunares
que aparecen en el atardecer y desaparecen por la noche;
su planeo es entre nubes y el ahogo;
no hablan,
solo comen y nadan en el cielo;
cuando jaurías se acercan,
juegan
corretean en lo salado y dulce
y en ocasiones te invitan un split4
mientras conversan sobre cómo enrolar,
todo parece temblar en espirales tricolores
y la piel flácida vuela.

——–Se sabe que se está en la influencia
cuando se suda el peso interior
y se purifica con el agua salada que resbala entre el vello corporal,
se inhala la bruma eterna
del humo del cigarro chino y de la niebla que baja de la montaña
para evitar el escape,
la huida.

——–Y es que no hay remembranza.
Los cuentos se vuelven intangibles;
las voces, levitantes;
las huellas se borran;
nadie nos conocía,
nadie miraba,
nadie preguntaba
cuando manos palmeadas acariciaban
mientras se escuchaban gritos extasiados
que sofocaban las convulsiones febriles
y los «por favor».

——–El atrampe te atrapa,
es amarre
que reconstruye y modifica,
nubla la mente
de olvido y fluidez,
nos hace marea
y ya no somos yo
ni representaciones asimétricas;
somos ilusión de pesadilla
en el que el vino de la piel escapa a borbotones,
existen episodios de cordura,
de risas displicentes,
sonrisas burlonas,
dientes morados,
lenguas azules,
gargantas negras.

——–Incluso cuando las ramas del cuerpo estallan
y los ojos blancos brujescos
no ven la salida
hay ecos estridentes
y cabezas enterradas
faroleras.

——–Ayampe:
la tierra luna,
la tierra del no retorno,
la tierra sueño,
no suelta,
acecha,
persigue,
es una sinfonía circular.

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1. Así se refieren a Ayampe, un pueblo ubicado en Manabí, Ecuador.
2. Palabra coloquial ecuatoriana para decir que se está enamorado.
3. Como el lápiz bicolor, de doble punta, una con un color distinto.
4. Un cigarro que contiene tabaco y marihuana.

 

 

*(Guayaquil, Ecuador)
Estudiante de Literatura, del itinerario de
Pedagogía en Lengua y Literatura,
Universidad de las Artes de Guayaquil.

Colaboró en la escritura colectiva del libro Puka Rumi (2019).
Fue miembro del Club de Escritura Creativa,
con el cual publicó Niebla y Hormigas (2020).
Fue pasante del Centro de Escritura Académica y Traducción
siendo coordinadora de talleres que reforzaban la escritura y la creatividad (2021). Participó en el recital poético Que nos matan de Jashís Cultural
y en la edición de octubre del Picnic Literario
de la Biblioteca de las Artes con la exposición Van-Houten.

Web: https://pseudotextos22.wordpress.com/
Instagram: @pamnjm
Facebook: Pamela Jiménez Moreno
pamelojimenez@gmail.com

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